METAGENÓMICA: MAPEANDO LOS MISTERIOS DEL SUELO. Fuente: Financial Times
Una cucharadita de suelo agrícola contiene más de mil millones de organismos vivos. Esta biodiversidad juega un papel clave en su capacidad para sustentar la vida vegetal, incluidos los cultivos, pero identificar y contar los microbios del suelo es increíblemente difícil. Como explica el editor científico de FT, Clive Cookson, la nueva tecnología de huellas dactilares moleculares está llegando al rescate.
Las lombrices de tierra son las más importantes de las criaturas fácilmente visibles, actúan como los ingenieros principales de la estructura del suelo y proporcionan material para una descomposición más fina por parte de sus colegas microbianos. Los gusanos también son un indicador de la salud del suelo, y se ven afectados por cuestiones como la acidez, el anegamiento y la compactación. Son fáciles de identificar y contar. Pero con los microbios del suelo, esa tarea ha sido mucho más difícil.
Sin embargo, la nueva tecnología de huellas dactilares moleculares, conocida como metagenómica, está llegando al rescate. Los científicos pueden tomar una muestra de suelo y secuenciar todo el ADN que contiene. Luego, poderosos programas de computadora intentan clasificar los diversos organismos contribuyentes. El primer intento de construir un atlas global de microbios del suelo mapeó alrededor de 25.000 tipos de bacterias.
A un nivel biológico por debajo de las bacterias se encuentran los virus que las infectan, conocidos como fagos. Pero su impacto sobre la actividad microbiana y el suelo aún se desconoce casi por completo. Otro desafío es determinar la mejor manera para que los agricultores utilicen esta nueva información sobre la composición del suelo. Por ejemplo, uno de los mayores cambios en la agricultura arable europea recientemente ha sido sembrar semillas directamente en el suelo sin labrar o arar.
La labranza mínima aumenta la biodiversidad en la capa superior, a medida que se acumula material orgánico. Pero todavía no es seguro si esto mejora la productividad de los cultivos o su capacidad para almacenar carbono. El conocimiento puede ser todavía un poco confuso, pero a medida que la calidad del suelo se eleva en la agenda política y ambiental, también lo hará la sofisticación de los métodos para evaluar el impacto de sus innumerables habitantes cruciales.
Fuente: Financial Times
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